– Sin ánimo de lucro. Como proyecto de Economía Social y Solidaria, el modelo económico que practicamos y perseguimos tiene como finalidad el desarrollo integral, colectivo e individual de las personas, y como medio, la gestión eficiente de proyectos económicamente viables, sostenibles e integralmente rentables. Todas las actividades que se realizan destinan sus beneficios a la mejora del objeto social de la entidad, la formación integral de las personas, el cuidado del medio ambiente y la transformación social.
– Estudia y combate las deficiencias del sistema actual en cuestión de género (segregación ocupacional, brecha salarial, etc.). Sus análisis, el enfoque de género, nos permite profundizar en el modelo de proyecto (sus objetivos, las formas de relación y comunicación, los servicios ofertados, etc.), de forma que se garantice que mujeres y hombres participen, influyan y se beneficien de igual manera en él. Esta organización, que pretende la transformación y la innovación social, no puede entenderse sin ser feminista, sin buscar extender esa visión y haciendo propios esos anhelos de igualdad real en todos los ámbitos de la sociedad.
– La sostenibilidad ambiental es uno de los pilares fundamentales del proyecto, contemplándose en todas las fases de su desarrollo, desde la generación de la idea hasta la puesta en marcha y operación diaria (ubicación, diseño del espacio, modelo de consumo, gestión de recursos y residuos de la actividad, etc.). El objetivo de crear un proyecto ambientalmente sostenible supone integrar y conciliar sus metas particulares con los grandes objetivos del desarrollo sostenible, generando a largo plazo un beneficio sobre el medio y la calidad de vida de las generaciones presentes y futuras.
Esto implica que el proyecto se ha dotado desde su inicio de un sólido marco teórico y de un conjunto complejo de acciones y medidas que conducen a una gestión ambientalmente sostenible de la actividad de la organización, en primer lugar previniendo, minimizando o mitigando los posibles impactos de la misma, y en segundo lugar promoviendo las conductas responsables y el compromiso con la conservación de la naturaleza entre todos los agentes implicados. Para ello es una vez más imprescindible la participación real de la comunidad, tanto en el diseño del proyecto y los espacios como en la planificación y evaluación de la actividad diaria del centro. El carácter dinámico de este enfoque permite que las metas ambientales de ajusten de forma permanente y se corrija el rumbo siempre que sea necesario para minimizar nuestra huella ecológica y avanzar hacia formas sostenibles de producción y consumo, promoviendo la ética de la suficiencia, el decrecimiento y la austeridad.
– La transparencia es un valor fundamental en la gestión de la organización y los proyectos. Poner a disposición de las personas interesadas toda la información de interés permite reforzar la confianza entre todas las partes y personas implicadas en el proyecto, pero también permite la mejora de la propia gestión (feedback, colaboraciones, intercambios de información…).
– La democracia es el principio que rige la forma de trabajo y de relación dentro de la organización, tanto a nivel de equipos gestores y docentes como con las personas usuarias. La toma de decisiones de forma transparente y democrática es un reto necesario que se basa el reconocimiento de todas las personas participantes como iguales, valorar sus opiniones y respetar sus diferencias. Sólo así alcanzaremos nuestros objetivos como organización y como modelo educativo, y podremos hacerlo de la mano de personas fuertemente comprometidas con el proyecto, que nos relacionamos con un marco de convivencia fraternal y solidaria y perseguimos el bien común.
– La cooperación es forma de relación que se pretende con otras entidades y organizaciones, dentro y fuera de las relaciones vinculadas a las redes de economía solidaria, buscando la colaboración con otros organismos públicos y privados, aliados o incluso de la competencia. Creemos en la construcción colectiva de un modelo de sociedad más justo, basándonos en el desarrollo local armónico, las relaciones comerciales justas, la igualdad, la confianza, la corresponsabilidad, la transparencia, el respeto y la colaboración y el trabajo en red.
– Para la consecución de estos objetivos y para el enriquecimiento mutuo, estamos integrados en diversas redes y organismos con esa visión a nivel local, autonómico y estatal, como el Mercado Social de Madrid, o la R.E.A.S, cuya Carta de Principios de la Economía Solidaria compartimos y puede resumirse en los siguientes ejes transversales: la autonomía como principio de libertad; la autogestión como metodología; la cultura liberadora; el desarrollo de las personas en todas sus dimensiones; la compenetración con la naturaleza y la solidaridad humana y económica como principio de nuestras relaciones locales, nacionales e internacionales.
– La laicidad de la organización es ante todo un principio de concordia de todas las personas, fundado sobre lo que los une, y no sobre lo que los separa. Esto se materializa a través de la promoción de la libertad de conciencia, el respeto e igualdad de trato ante las diferencias de opinión y creencia, y a la independencia de cualquier poder o tutela de instituciones religiosas o corrientes espirituales. No negamos la necesidad del cultivo de la espiritualidad humana, entendida no como expresión de la dualidad del ser o el animismo, sino como reconocimiento de la propia individualidad, de la conciencia del yo, para promover la reflexión y el autoconocimiento y la construcción de la relación grupal, la tradición y sabiduría colectiva, que trascienden las necesidades materiales inmediatas. Somos cultura, lenguaje, relación, creación, responsabilidad, solidaridad…, legado artístico y científico además de biológico. Sin embargo, creemos que esta espiritualidad debe explorarse y trabajarse sin imponer estructuras externas, religiones, deidades o sumisiones a ningún dogma, sino como una indagación laica y libre de cada individuo.